Ben-Huradas I

“El circo es un juego de sangre; y ese juego necesita una estrategia.”

Con motivo del estreno de Ben-Hur 2016, de Timur Bekmambetov (Metro Goldwyn Mayer-Paramount Pictures), encargamos a dos de nuestros colaboradores que escribieran sendos artículos sobre la película (¡ALERTA DE SPOILERS!):

  • María José Martínez Ruiz es Doctora en Historia del Arte, y profesora de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid.
  • Alfonso Mañas es Doctor en Historia del Deporte, experto en gladiatura y deporte romano, e Investigador de la Universidad de Granada (Grupo CTS-545).

Además, también disputamos varias carreras de carros en el circo de Gladiatoris… en las que el reto fue llegar vivo a la línea de meta.

  1. Ben-Hur 2016. La carrera del cine épico clásico hacia el melodrama moderno, por María José Martínez Ruiz.
  2. Errores y aciertos en Ben-Hur, por Alfonso Mañas.
  3. Las Ben-Huradas, por David Temprano.

Hoy publicamos el primer artículo. Permaneced atentos: mañana y pasado publicaremos los siguientes.


Ben-hur 2016. la carrera del cine épico clásico hacia el melodrama moderno

María José Martínez Ruiz.

90 años después del estreno por la MGM de su primera versión cinematográfica de Ben-Hur, dirigida por Fred Niblo y basada en la obra literaria de Lew Wallace, Ben-Hur, una historia de Cristo (1888), la misma productora asumió la aventura de estrenar una moderna versión para el público del siglo XXI: Ben-Hur 2016.

El reto no era pequeño, especialmente tras el gran éxito cosechado con aquella cinta del cine mudo, así como con su remake de 1959, dirigido por William Wyler. El reciente proyecto se antojaba arriesgado por cuanto suponía revisitar dos grandes producciones previas, muy aplaudidas por el público y por la crítica, con las cuales la nueva obra inevitablemente iba a ser comparada. Tal vez la MGM, avalada por la rentabilidad económica que en dos ocasiones Ben-Hur había deparado a la compañía, y arropada por la nostalgia como actual tendencia, manifiesta en la cosecha de revivals que nutren la cartelera, se embarcó en el difícil reto. A buen seguro el propósito era alcanzar el tercer gran éxito con la misma historia por la cual pagó los derechos en 1923. Toda una osadía por cuanto entre el público potencial habrían de hallarse entusiastas de la obra de 1959. La película de Niblo, protagonizada por el galán del cine mudo Ramón Novarro, queda muy lejana en el tiempo para el espectador de 2016, pero no tanto la pieza protagonizada por Charlton Heston, pues más allá del lugar que ocupa como obra maestra de la historia del cine, sigue manteniendo una estimable cota de popularidad; probablemente no encontrar Ben-Hur de Wyler en alguna cadena televisiva en Semana Santa sea tan difícil como no ver programada ¡Qué bello es vivir! de F. Capra (1946) en Navidad. Es decir, de un modo u otro, sigue presente en el imaginario colectivo. Por ello, un Ben-Hur 2016 inevitablemente iba a ser enfrentada cara a cara con su predecesora por buena parte de los espectadores.

Evidentemente, entre los llamados a las salas, no pocos se verían impelidos por la curiosidad de contemplar cómo los modernos recursos de la cinematografía resolvían esta vez uno de los momentos más épicos de la historia del cine: la carrera de cuadrigas y duelo trágico entre Judah Ben-Hur y Messala. Wyler en su momento supo servirse de los avances técnicos (sonoro, color, formato panorámico, cámaras más ligeras con mayor versatilidad en sus movimientos y enfoques…), a fin de replantear el clásico del cine mudo. Tuvo la audacia de hacerlo siguiendo en gran medida a aquel, especialmente en todo cuanto había cautivado al público: la espectacularidad de la batalla naval y la carrera de cuadrigas. Dado lo cual, fácil era pensar que la moderna versión de Timur Bekmambetov hiciera lo propio, valiéndose en este caso de las amplias posibilidades del cine digital; pero lo cierto es que el propósito de singularizar la obra respecto a sus predecesoras, tal vez asumiendo la máxima: “si no puedes hacerlo mejor, hazlo diferente”, ha llevado a introducir cambios importantes en el relato; cambios que modifican en gran medida la naturaleza de la historia y el sentido de las pasiones y rivalidad entre sus protagonistas escenificadas en la arena del circo.

El episodio fortuito que supuso la desgracia y condena de Judah y su familia: la caída accidental de la teja desde la azotea de la residencia de Ben-Hur cuando éste y su hermana se asomaban a contemplar el desfile de la nueva autoridad romana en Judea, −relatado así en la novela original de Wallace y en las versiones cinematográficas precedentes−, torna en la reciente producción en ataque deliberado por parte de un insurrecto, acogido por Judah en su residencia. Pasar de un accidente a un atentado no es una cuestión menor en la historia y en la percepción por parte del espectador de los hechos que se desencadenan a partir de ese momento. Ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos. Sí, todo sujeto entraña sus luces y sombras, y semejante ambigüedad en la caracterización de los personajes es una tendencia consolidada en la ficción de los últimos años.

Ese giro del relato no es el único que aleja a Ben-Hur 2016 de la obra literaria original, y también de las versiones cinematográficas anteriores. Tras la batalla naval, Wyler nos presentó la mudanza en héroe del injustamente condenado a galeras, cuando más allá de su odio fue capaz de salvar la vida de uno de aquellos que habían participado de su sufrimiento. La versión ofrecida de este episodio por Ben-Hur 2016, al margen de las dudas que desde el punto de vista narrativo pueda suscitar el modo en el cual Judah se libera de sus cadenas tras el naufragio, desvirtúa la concepción previa del personaje, en la medida que transforma al antiguo héroe en un mero superviviente. Tales variantes del relato nos privan además de episodios muy interesantes, como el ascenso social de Ben-Hur tras salvar durante el naufragio de la galera a Quinto Arrio, quien se convertiría en su protector –en la moderna versión tal personaje desaparece–. Con ello, se eluden algunos momentos de gran intensidad dramática, como el encuentro entre los viejos adversarios en aquella legendaria secuencia del sello. De igual modo, desaparecen capítulos de indudable espectacularidad, que contribuyeron a la construcción de la imagen de la antigua Roma para el cine, y con ello para el gran público, como fue la entrada triunfal en el foro romano, construido en Cinecittá para tal fin.

Centrada prioritariamente en la relación de amistad-enemistad entre Ben-Hur y Messala, la moderna versión simplifica en exceso un relato al que por otra parte le sobra argumentación. A decir verdad, la tensión dramática que caracterizó a aquellas películas clásicas, se diluye ahora en una historia sentimental, con final feliz entre los antiguos amigos-adversarios, merced a un acto de redención humano. Decimos humano porque si bien la obra literaria original hace gala de una profunda religiosidad –no deja de ser un relato de la vida de Jesucristo en paralelo con la vida de Ben-Hur, donde los puntos de inflexión en el devenir de éste vienen marcados por la presencia divina–, esta pierde entidad en la reciente cinta. La simbólica luz divina que se hacía presente en el escenario en aquellas exitosas representaciones teatrales de Ben-Hur a fines del siglo XIX, fueron asimiladas en la película de Wyler, acompañadas de la figura un tanto misteriosa del Mesías. El misticismo del cual pretendió envolverse tal presencia, muy aplaudida por el público de su tiempo, y recientemente parodiada inteligentemente por los hermanos Coen en su película Ave César (2016), ha desaparecido por completo. Ciertamente, la sociedad ha evolucionado y el espectador del siglo XXI tal vez se sienta más cercano a una imagen de Jesucristo más carnal; lo hemos venido apreciando en diversas producciones desde los años setenta hasta hoy, mas cuando el casting no hace grandes distingos entre la caracterización del Mesías y del propio Judah a un tiempo, quizá algo falla en la puesta en escena del relato.

Algo que la moderna producción asumía acertadamente es que la carrera de cuadrigas era el elemento clave de la historia y el que habría de llevar a los espectadores a las salas. De este modo, tal duelo se hace presente en Ben-Hur 2016 desde los minutos iniciales, como prólogo de una historia tejida en pro de tal evento. Desde el punto de vista histórico, el circo de Jerusalén era tan fantástico en la cinta de Fred Niblo, como en la de Wyler, como también lo es en la presente pieza de Bekmambetov, no sólo desde el punto de vista escenográfico, véase el aire art-decó que ofrecía el set de la película de 1926, erigido en Culver City (California), o las esculturas que coronaban la espina, difícilmente vinculables a semejante periodo histórico, como también aparecían en la obra de Wyler, cuyos espectaculares decorados fueron erigidos en Cinecittà, (Roma), por citar apenas algún detalle, sino por la ausencia misma de referencias históricas sobre la existencia de un circo en Jerusalén. Ahora bien, se tomaron detalles interesantes a la hora de materializar la carrera: las líneas esenciales del esquema arquitectónico de un circo romano, el giro de los delfines que marcaban cada vuelta de los aurigas, el diseño mismo de las cuadrigas, presentes en numerosos mosaicos y relieves romanos, y lo más importante: la materialización de lo que en definitiva era un espectáculo de masas. Las dimensiones y entidad de la escenografía, así como el gran número de extras partícipes en el rodaje, contribuyeron a sobrecoger a los espectadores de 1926 como así hicieron con los de 1959 –citemos apenas que la cinta de Wyler contó con ocho hectáreas de pista y gradas para 15.000 extras–. Pero más allá de lo apabullante que podía resultar tal producción, lo cierto es que lo que convirtió a aquellas en películas atemporales fue el encaje maravilloso entre un cuidado trabajo de guión, arte, interpretación, foto, montaje…, aquello que no ha ocurrido demasiadas veces en la historia del cine. Los once Oscar obtenidos por la obra de Wyler hablan por si solos, pues batió un record que tardaría muchos años en ser igualado. Cabe decir que aún sigue sobrecogiendo semejante despliegue de medios y sobre todo la impecable resolución de tan compleja realización, muestra inequívoca de la atemporalidad propia de las obras maestras.

Andrew Marton estuvo al frente de la dirección de la unidad que rodó la carrera de cuadrigas en la película de 1959, contando con especialistas ya legendarios, como Yakima Canutt y su hijo Joe. La intensidad que logró alcanzar no fue menor a la de la película de Niblo, bien es verdad que los avances técnicos favorecieron la posibilidad de agitar de un modo diverso las emociones del espectador. Aun hoy resultan inolvidables las caídas, la cámara acariciando las ruedas, las cuchillas del carro griego… ¿dónde están? Sí, han desaparecido en la moderna versión de 2016, probablemente se impuso el respeto a las referencias históricas, pues no dejaban de ser pura ficción, más ¿quién puede olvidar la fuerza dramática de tales imágenes? Además, el espectador había sido preparado con sumo cuidado para tal duelo; el lento desfile de los aurigas que antecedía a la carrera, con la banda sonora de Miklós Rózsa de fondo, concedía un carácter épico a cuanto contemplábamos en la pantalla, nos disponía al desenlace, una tragedia que una vez iniciada la carrera no precisaría de música, porque el único sonido vendría dado por las ruedas, los caballos, los gritos de los aurigas y la plebe vociferante.

Desde luego el planteamiento actual es muy diferente, para Wyler aquella secuencia no se trataba de una carrera cualquiera sino de una carrera a muerte que resumía el odio entre Ben-Hur y Messala. De hecho, la figura de éste queda perdida en la arena, se desvaneció allí…, no sabríamos más de él. La novela de Wallace no lo hacía morir en el circo, en ella se alude a que éste no volvería a caminar, pero lo cierto es que desaparece de igual modo. En la reciente versión se ha querido recuperar su figura, aún mutilada, con el propósito de alcanzar la solución a su enemistad con Judah. Naturalmente, no era esta la historia que conocíamos. Frente a la redención divina, propia de la obra literaria original, y las producciones cinematográficas anteriores, el moderno relato ha impuesto la redención humana. Ésta es la que lleva a Messala y Ben-Hur a la inesperada reconciliación final, inesperada por cuanto ha sido creada ex novo por la cinta de Bekmambetov. De semejante modo, se ha mudado la forma en la cual tiene lugar la salvación de la madre y hermana de Ben-Hur. Si esta se auguraba cuando alcanzaban a ver al Mesías en su ascenso camino del calvario, como se muestra en la obra de Wallace y en las realizaciones cinematográficas previas. La metáfora de su cura se revela en Ben-Hur 2016 en el mismo calabozo donde aún viven encerradas, todo ello en un episodio muy diferente respecto al relato original, por más que Wallace ilustrara los pormenores de la Torre Antonia, en la cual las mujeres vivieron recluidas durante años.

Puede que resultara inevitable comparar, y cabe reconocer que a los remakes siempre les cumple el más difícil todavía. Una vez contempladas las tres versiones de la MGM, aun con los inevitables fallos y consabidos errores históricos presentes en cada una de ellas, la historia del cine, a buen seguro, seguirá cuidando el digno lugar que en todo momento ha ocupado la gran obra que filmó Niblo, y la magnífica pieza que dirigió Wyler. Ben-Hur 2016…, bueno, tal vez se desvanezca en la arena, solo tal vez.

María José MartínezMaría José Martínez Ruiz es Doctora en Historia del Arte,
y profesora de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid.


María José Martínez Ruiz (alias mjm) ha estado vinculada a Gladiatoris desde sus orígenes, manteniendo siempre un punto de vista crítico e incidiendo en el necesario rigor histórico.

Munus Legitimum

¡Saludos!

El pasado sábado 17 de septiembre, nos reunimos con cuatro veteranos jugadores de A. C. Reika, participantes de las Ludi Pucelae desde 2011. Queríamos probar por última vez el escenario MUNUS LEGITIMUM (que incluimos en la Ultima Test), ya que será la partida de ejemplo que publiquemos antes de la campaña de Kickstarter.

El munus legitimum fue instaurado por el emperador Augusto, y establecía el orden de las tres partes en que, por ley, debían constar todos los muneravenatio o cacería, ludi meridiani o ejecuciones de esclavos, y munus o combate de gladiadores.

De izquierda a derecha: Óscar Legio Playmobil con Scutarii (rojos); Leticia “Sora Kurai” Pugilem con Petauristae (naranjas); Jesús Tyro con Sine Scutum (azules); y José Daniel Dominus Regularum con Parmularii (verdes).

NOTA: Todas las fotos corresponden al prototipo no comercial de Gladiatoris, y las miniaturas de estas fotografías son conversiones de otras marcas; no son propiedad de EscenaRYS.

1ª Prueba: Venatio. Por la mañana, se celebra la cacería de fieras, que se alargará hasta el mediodía. Están tan hambrientas que se devoran unas a otras. El primer venator que se cobre una pieza recibirá una bolsa de monedas como premio a su habilidad.

En esta cacería, salen a la arena dos fieras pequeñas y un gladiador de cada equipo, y obtiene la victoria (1 palma) el jugador que venza al mayor número de bestias.

Al inicio de la partida, los verdes son maldecidos por Fames (El Hambre), y bendecidos por Ops (La Abundancia), y los azules le roban una (estupenda) carta de munera a los naranjas. En el sortitio, Óscar obtiene un “1” y no consigue sacar a su Samnis (en el futuro, Samnita). ¡Y sale, voluntariamente, un Laquearius de Nivel II!

Los azules de Jesús empiezan arrasando, obteniendo su primer Perro de Presa 5 Aciertos con sólo 3 Dados… aunque el segundo obtiene una Furia y se revuelve contra su compañero. Además, el Laquearius II azul gana la bolsa de monedas, de 500 sestercios, por abatir a una Fiera en primer lugar.

En el último turno, naranjas y azules van empatados en número de bajas (y el pobre y lento Samnis casi no llega al combate). El Lusitor juega sus cartas, e impide el paso al Laquearius, ganando el premio y una palma para los naranjas. ¡Victoria de Leticia!

2ª Prueba: Ludi Meridiani. Al mediodía, los condenados a morir en la arena se enfrentan a la espada (damnatio ad gladium) o las fieras (damnatio ad bestias).

En la preparación de la segunda prueba, los azules de Jesús deciden invertir todo su capital en mejorar a unos terribles Esclavos III… ¡convirtiéndoles en el equivalente a gladiadores de Nivel I! También los naranjas gastan una gran cantidad de sestercios, y mejoran a sus Esclavos II, y la batalla vuelve a girar en torno a naranjas y azules.

Las Fieras grandes se dan un festín con los condenados, y los Esclavos azules acaban con los supervivientes. Holgada victoria para Jesús, que recibe dos palmas y se pone en cabeza.

3ª Prueba: Munus. Por la tarde, con el anfiteatro abarrotado en la mejor hora (prime time), salen por fin a la arena las parejas de gladiadores.

Los azules, sin embargo, gastan una de sus dos palmas para conseguir 3.000 sestercios y mejorar a la Retiaria a Nivel III. Así que la última y definitiva prueba comienza con Leticia y Jesús con una palma… ¡y el premio son 3 palmas a repartir entre los dos gladiadores supervivientes de los dos duelos! La victoria está al alcance de cualquiera de los cuatro jugadores.

Gracias a un pequeño soborno de 200 sestercios, los verdes asignan las puertas: José Daniel elige la puerta I para su Thraex, y coloca al Lusitor naranjas de Leticia en la puerta III, como su rival. En las puertas II y IV luchan el Samnis y la Retiaria. Todos los gladiadores han sido entrenados hasta Nivel III… ¿decidirán los Dioses su suerte?

Los Dioses hablan, y un Daño de Marte del Samnis hiere de gravedad a la Retiaria. Se intercambian golpes, hasta que el Samnis empala sin piedad a la gladiadora… ¡que Regresa del Orco! Esa era la carta de munera que había robado Jesús a Leticia al inicio de los juegos. Gracias a ella, la Retiaria continúan en el combate, aunque sufre algún rasguño adicional y se queda a 2 Heridas de “volver al Orco”.

Al otro lado de la arena, Thraex pide ayuda a Juno, pero su Contraataque es contenido por un Fatum naranja. La suerte está del lado de los verdes, ya que el Lusitor naranja pisa un fatal Cepo para Lobos (activado por Óscar) y, cuando juega una acrobática Huida, recibe su propia medicina con un Fatum verde.

En una implacable serie de golpes, el genial Thraex acaba con la vida del Lusitor naranja (¡arriba Parmularii!). El derrotado Acróbata, antes de caer desfallecido, implora la ayuda del Padre de los Dioses… ¡y un Rayo de Júpiter fulmina a la Retiaria! La prueba termina al caer un gladiador de cada pareja, y rojos y verdes (que no tenían palmas) reciben 1 palma y 1.500 sestercios cada uno.

Los jugadores, cada uno en posesión de una palma, recuentan sus sestercios cuidadosamente:

José Daniel (Parmularii): 8.600 sestercios
Jesús (Sine Scutum): 7.600 sestercios
Óscar (Scutarii): 7.200 sestercios
Leticia (Petauristae): 6.500 sestercios

¡Victoria de los verdes Parmularii de José Daniel! Una gran batalla, terriblemente reñida, y muy divertida, que deja a todos con ganas de revancha en un próximo encuentro. ¡Muchas gracias!

La Comarca de los Juegos 2016

¡Saludos!

El jueves 15 de septiembre, aceptamos alegres la invitación de La Comarca de los Juegos para montar el anfiteatro de Gladiatoris en su tienda.

NOTA: Todas las fotos corresponden al prototipo no comercial de Gladiatoris, y las miniaturas de estas fotografías son conversiones de otras marcas; no son propiedad de EscenaRYS.

Llegamos apurados tras una reunión con nuestra imprenta AGRpriority, y nos estaban esperando Jesús, un novato que nos había visto en las redes, y Rubén… ¡que ya había jugado con nosotros en las jornadas AJ3C de 2011!

Aquí está su foto de entonces, inmortalizando un poderoso combo de Vesta + Calor de Vesta. Y es que no hay nada como obtener la carta de munera y de maniobra del mismo dios, para ganar ventaja en el combate.

Y aquí, pasando grandes apuros con su Dimachaerus azul entre dos fieras grandes, el León rojo de Jesús y mi Pantera verde. ¡Mi Thraex ya había acabado con su Leopardo, y estaba muy ufano! Eso sí, para subirlo de nivel, había tenido que gastar todo el dinero de la primera prueba de este ESCARMIENTO PÚBLICO (el mejor escenario para enseñar a nuevos jugadores).

En un giro del destino, mi Pantera cae y los dos gladiadores rivales se enfrentan a mi Thraex. Gracias a la divina protección del dios guerrero y protector Quirino, aguanta malherido los mandobles del Dimachaerus… ¡pero el Murmillo era el favorito de la poderosa Juno! Una terrible Cólera de los Dioses desatada por esta envidiosa olímpica, acabó con mi Thraex (¡missus!). Y la misma diosa se encarna en la arena cuando Jesús juega el combo Juno + Oráculo de Juno para arrebatarle las mejores cartas a Rubén.

Conclusión: “Juno es más poderosa que Quirino.” :/

En el último turno, el Dimachaerus sigue en pie, y lucha con la espalda en el muro y el flanco protegido por una balsa de aceite en llamas. Entonces, en un épico ataque, el León de los Scutarii atraviesa las llamas (sufriendo 2 Heridas) para romperle la yugular.

¡Victoria para los rojos Scutarii de Jesús! El novato de la partida se lleva las dos palmas y las alabanzas de todos.
Jesús (Scutarii): 13.700 sestercios
David (Parmularii): 1.300 sestercios
Rubén (Sine Scutum): 100 sestercios

Como nos quedamos con ganas de revancha, jugamos una segunda partida, en la que lanzamos a un montón de cautivos a las fieras en un SACRIFICIO DE ESCLAVOS. También “participaban” cuatro cris… condenados, en un Foso con Pinchos que dio mucho juego (y risas): ¡los pinchos, pese a que no paraban de pifiar, mataron tantos Esclavos como las fieras!

En el último turno, los dos últimos Esclavos se aniquilaron mutuamente (ataque y pifia), y los dos premios fueron “muy repartidos” (como la Lotería). Rubén consiguió la victoria, y los dos novatos nos dejaron a los creadores en muy mala posición (pero también con ese dolor de cabeza causado por las risas, que siempre se agradece).
Rubén (Scutarii): 4.900 sestercios
Jesús (Petauristae): 4.600 sestercios
David (Sine Scutum): 3.700 sestercios
Luis (Parmularii): 3.400 sestercios

Muchas gracias a La Comarca de los Juegos por la invitación, y por mantener tantas mesas abiertas a los aficionados. Esperamos volver pronto. 🙂

Ludo Ergo Sum 2016

¡Saludos!

Volvemos de las jornadas Ludo Ergo Sum 2016 encantados de la buena acogida de GLADIATORIS, y con un montón de nuevos amigos. Hemos recibido buenos consejos, de cara a la edición, y hemos disfrutado con las partidas de iniciación.

NOTA: Todas las fotos corresponden al prototipo no comercial de Gladiatoris, y las miniaturas de estas fotografías son conversiones de otras marcas; no son propiedad de EscenaRYS.

En la zona de creadores, montamos el viernes 9 un anfiteatro para lanzar a los CONDENADOS A LAS FIERAS. Pedro, alias “Pedrotronicus” ;), que había contactado con nosotros tras ver nuestra nueva web, fue el primero en sentarse a la mesa, y después de analizar las fortalezas y debilidades de cada equipo, escogió a los Sine Scuto azules. A su lado, Fernando se hizo con los Scutarii rojos. Y, frente a ellos, Bárbara con los Parmularii verdes… y un servidor con los Petauristae naranjas.

En la primera prueba, “A las Fieras”, cada jugador saca a la arena una pareja de Esclavos y una pareja de Fieras pequeñas, y gana el que venza (devore) el mayor número de Esclavos. La victoria, merecida, es para Fernando, que se lleva dos palmas.

En la segunda prueba, “Cacería”, se inunda el perímetro de la arena y salen, esta vez, un Gladiador y una Fiera grande de cada color. Gerardo ocupa el puesto de Fernando, y ofrece una dura batalla. La Pantera verde es la primera en ser descuartizada por las demás fieras, y el Leopardo azul muere en una trampa de Foso, a la que cae junto a mi Lusitor… que gana así tiempo mientras en la superficie continúa la carnicería.

Muertas las bestias, los cuatro gladiadores se enfrentan en una melé. Y, aunque en un momento todo parece perdido para los rojos, el Murmillo a toque se levanta y acaba con el Dimachaerus, mientras el público ruge y el tiempo se agota. Los tres supervivientes se reparten las palmas, y la victoria es para los Scutarii rojos:

Fernando + Gerardo (Scutarii): 14.100 sestercios
David (Petauristae): 8.100 sestercios
Bárbara (Parmularii): 5.100 sestercios
Pedro (Sine Scutum): 2.300 sestercios

Pese a la derrota, Pedro parece contento con la partida. “El juego es elegante, si lo puedo describir con una palabra” nos dice. ¡Gran crítica! Todavía tenía que jugar otras tres veces antes de poder escribir su completa y detallada reseña.

El sábado 10 de septiembre, disputamos varias batallas, y montamos el tablero del Circo para recrear carreras de cuadrigas (o más bien bigas, dado que dejamos los carros de cuatro caballos en la caja).

¡Pero de las carreras hablaremos en las Benhuradas! 😉

Mientras el enorme local se va llenando, cambiamos el circo por el anfiteatro para jugar LAS HORDAS BÁRBARAS (una partida de los “Juegos de Saturnalia” del Libro de Juegos).

Pedro vuelve a la mesa, esta vez con los naranjas, junto a tres nuevos jugadores (nuevos en Gladiatoris, ya que todos tienen muchos puntos de pericia en “juegos de mesa”): Íñigo “adicto a los juegos” (rojos), Fernando (azules) y Villa (verdes).

Durante la Batalla entre Fieras, sucede un acontecimiento casi nunca visto, y que solo puede presagiar que el reinado de los mortales toca a su fin: ¡el combo Júpiter + Rayo de Júpiter! La plegaria al Padre de los Olímpicos la murmura el Desultor naranja de Pedro, antes de ser destrozado por las fieras hambrientas azules… y en el lugar donde se encontraba la Retiaria azul, solo queda un pequeño cráter humeante.

La partida termina con victoria para los Acróbatas naranjas (aunque solo se mantenga con vida su Tigre), de Pedro Pedrotronicus. ¡Sin piedad con los novatos!

Pedro (Petauristae): 6.700 sestercios
Íñigo (Sine Scutum): 3.500 sestercios
Villa (Parmularii): 2.900 sestercios
Fernando (Sine Scutum): 2.200 sestercios

De nuevo, cambiamos el tablero, montando ahora la arena privada, para jugar un ESCARMIENTO PÚBLICO. Fernando escoge los verdes, Ismael los azules, y yo pruebo suerte con los rojos (a ver si gano esta vez).

La primera prueba, Esclavos a los Lobos, es un paseo, y lleno mis arcas hasta rebosar. ¡Adoro machacar a los novatos! 😀

En la segunda prueba, gracias a mis cuantiosas ganancias (¡salve Pluto!), saco a la arena a un terrible León II y a un invencible Secutor de Nivel III… contra un pobre Hoplomachus II (la futura Hoplomaca) y un miserable Dimachaerus I. Además, tengo una inmejorable mano de dioses: “Rayo de Júpiter”, “Cólera de los Dioses” y los dos “Fatum”. ¡No puedo perder!

En el primer turno, el Leopardo de Ismael, ignorando mi invulnerabilidad por completo, lanza sus 5 dados rojos y obtiene… ¡7 Aciertos y 1 Derribo! El Secutor cae agonizante (tras usar un “Fatum” para activar su parada especial, ya que no tengo cartas verdes en la mano) y, aunque el León lo protege con su gran mole, es rematado por la lanza del Hoplomachus… ¡antes de poder actuar!

El mismo Hoplomachus evita la muerte gracias a sus cartas verdes, y es el único superviviente de la prueba.

¡Dos palmas para Fernando! La partida parece haber sido del agrado de todos, menos de mi Secutor.

Fernando (Parmularii): 12.100 sestercios
David (Scutarii): 7.500 sestercios
Ismael (Sine Scutum): 1.000 sestercios

El domingo 11, Luis volvió a la carga… y repitió Pedro (ya un veterano), con los Parmularii verdes, a un segundo ESCARMIENTO PÚBLICO (este escenario nos encanta para enseñar a novatos, ya que no hay gladiadores en la primera prueba y salen todos los tipos de luchadores del juego).

Los azules Sine Scutum obtuvieron la victoria (y una palma) en la primera prueba, tras devorar a dos Esclavos. La Hiena roja de Hugo (alias “Ogro Quemas Teda”) se merendó al tercero.

En la segunda prueba, salen a la arena un Thraex, un Murmillo y un Dimachaerus. El Murmillo rojo es “brutalmente decapitado” en palabras de Hugo, y su León no consigue acabar con el Dimachaerus.

¡Victoria para los azules, que acumulan un total de 3 palmas!

En medio de la partida, se sienta a la mesa una nueva jugadora muy especial, Attia Dimacherus, de Ludus Gladiatorium Vulcanum. ¡Una auténtica Retiaria!

Attia, naturalmente con la Retiaria de los azules Sine Scutum, vence a sus dos contrincantes sin esfuerzo, y nos regala muy buenas críticas sobre Gladiatoris.

¡Esperamos volver a coincidir pronto!

Para terminar la jornada, se disputó una segunda carrera en el circo. En ella participaron dos grandes figuras: Jorge Coto, alias Tiberio Sempronio Graco, “un clásico del frikismo en España”, fan del mundo romano y editor en HT Publishers… y Álvaro Lomán, autor de la serie El Fin del Mundo.

¡También nos reservamos esta carrera para las Benhuradas! 😉

Además, queremos destacar (entre toda la gente que conocimos), a la tienda especializada La Comarca de los Juegos, que nos ha invitado a enseñar allí Gladiatoris este jueves 15 de septiembre, a las 18:00 horas.

Y por último, tenemos que hablar de SECTOR 6. Conocimos en las LES a su autor, Jaime (con el que coincidimos en las mesas de creadores), y probamos su juego.

Se trata de un juego de estrategia espacial, en la que los últimos supervivientes de una base exterior luchan por los últimos contenedores de oxígeno para sobrevivir. Deben recorrer los intrincados pasillos de la base, y pueden activar la rotación de sus cámaras para abrir nuevos pasillos o encerrar a sus rivales.

Jugamos dos partidas, una simplificada (triste derrota) y otra completa (¡victoria!), y nos encantó su sistema, así como el cuidado diseño del juego. ¡Buena suerte en tu periplo espacial, compañero!

¡Entran los Parmularii!

¡Hoy abrimos las puertas a los Parmularii (Escudos Pequeños) de color verde!

Gladiatoris - Parmularii (Escudos Pequeños)

Gladiatoris - Thraex (Parmularii)

La estrella de este equipo es el Thraex, el gladiador favorito de muchos jugadores. La Hoplomaca empuña una lanza para mantener a los enemigos a distancia con contraataques sorpresa, y el Provocator es un maestro del juego sucio. La Pantera puede derribar y sujetar a los luchadores rivales, de modo que los escurridizos Lobos o incluso los Esclavos verdes puedan acabar con ellos.

¡Sólo dos equipos más por presentar antes de que empiece la campaña!

Arkham 2016

El contenido de esta página fue publicado originalmente en el blog de amiguetes gladiatoris.boardgame.

¡Saludos!

El pasado sábado descendimos a los sótanos de Arkham Valladolid para retomar las partidas de exhibición de Gladiatoris y mostrar las miniaturas en 3D (aún inéditas, incluso en este blog) que vendrán con la edición comercial (recordamos, una vez más, que estas fotos corresponden al prototipo).

Nuestro anfitrión, Diego Arkham, escogió los Sin Escudo (en adelante, “SINE SCUTO”), de color azul. Se sentaron frente a él dos novatos: Alejandro, con Acróbatas (“PETAURISTAE”) naranjas, y Cándido, con “mis” Escudos Pequeños (“PARMULARII”), verdes.

Bruno, subcampeón de dos ligas de Gladiatoris y dueño y señor de las Amazonas (y próximamente de las Paegniariae), cerró la mesa con los Escudos Grandes (“SCUTARII”), de color rojo.

¿Porqué los nombres de los equipos en latín? Recientemente hemos pensado en incluirlos así en la edición comercial, para que sean los mismos nombres en todos los idiomas (con el subtítulo debajo traducido). Naturalmente, Alfonso Mañas, nuestro historiador, tuvo que corregir un par de latinajos…

condenados a las fieras

1ª Prueba. A LAS FIERAS. Los criminales condenados a morir devorados por las fieras son conducidos hasta el centro del anfiteatro, con el cuerpo embadurnado en sangre fresca, y se abren las rejas de los lobos.

Tras las rápidas explicaciones de las reglas básicas de movimiento y combate de Gladiatoris, los jugadores lanzan a su pareja de Fieras pequeñas contra los Esclavos rivales. Los Esclavos caen como la mies madura, salvo un heroico Esclavo II azul de Diego que resiste todos los ataques.

Finalmente, su gesta llega a su fin y el valeroso Esclavo azul cae bajo los colmillos de los despiadados Licaones naranjas… ¡dándole al mismo tiempo la victoria a su dueño, Alejandro! Con 3 Esclavos en su haber, supera al resto de los jugadores y se lleva una palma.

Al mismo tiempo, en el otro extremo de la mesa, Leda y Guiomar enfrentan, en una arena reducida, a los Acorazados blancos contra los Verdugos negros (los equipos de la primera ampliación, que todavía no tienen nombre oficial en latín). Santi y Rodrigo observan el combate, antes de instalarse en otra mesa a tirarse dados uno contra el otro.

Aunque los Acorazados de Leda empiezan ganando, son finalmente los negros, gracias a la gran actuación de las Pitones, los que consiguen la victoria. Guiomar obtiene una palma y se termina su mini-partida de una prueba (ya que también querían jugar a La Isla Prohibida).

2ª Prueba. CACERÍA. Mientras se inunda el radio exterior del anfiteatro, los gladiadores preparan sus armas y los venatores conducen a grandes fieras al centro de la arena.

Los nuevos jugadores son veteranos de cientos de juegos y, con sabiduría, unen sus fuerzas contra Alejandro, que les lleva una palma de ventaja. Así avanzan sus felinos contra el Lusitor III: un ágil acróbata desprovisto de armadura y de posibilidades ante la rapidez de las enormes fieras.

Arrinconado contra el foso con agua, el Lusitor usa las cartas de maniobra que puede, sobrepasado por ataques perfectos como el de la Pantera verde: ¡Ataque de Fiera y todo éxitos en los Dados de Daño!

Por si fuera poco, la Retiaria de Diego se une a las Fieras. El pobre Lusitor cae vencido en el primer turno del combate.

Al otro lado de la arena, el letal Thraex III verde de Cándido carga contra el Secutor III rojo de Bruno. Se trata de un duelo igualado, ya que la fuerte armadura del Secutor se compensa con la capacidad de atravesarla que tiene el Thraex.

¡Trampa! Con dos cartas consecutivas de CRONOS, se abren dos Fosos… ¡justo bajo los pies de todos los luchadores en la arena! En un amasijo de garras y espadas, fieras y gladiadores caen a las trampas y reanudan el combate por debajo de la arena. El foso de las fieras, incluso, se amplía a continuación con dos secciones más de Foso, que se conectan entre sí.

¡Victoria del Thraex! Tras varios turnos de combate acalorado, con ambos gladiadores a 1 Herida, el Thraex acaba con el Secutor: doble victoria, de verdes contra rojos y de novato contra veterano. ¡Enhorabuena, Cándido! No se le da tan bien al Thraex, eso sí, salir después del Foso, y fracasa en un par de intentos (será por sus heridas, o por no tener prisa por seguir luchando).

Por su parte, la Retiaria acaba “pescando” a las últimas Fieras grandes de su foso y, para cuando consigue (a la primera) salir del Foso, el tiempo llega a su fin y los espectadores vitorean a los dos supervivientes.

Diego (azules) y Cándido (verdes) se reparten el primer premio por sobrevivir, dos palmas, una para cada uno (y empatan en palmas a los naranjas de Alejandro). Sin embargo, hay un segundo premio, de una palma, para el jugador que ha vencido más fieras: y la Retiaria de Diego ha conquistado dicho premio, que inclina la balanza.

¡Victoria para Diego Arkham! Con 13.900 sestercios, supera a Cándido (8.000 ss), a Alejandro (7.300 ss) y a Bruno (3.000 ss). Y se demuestra que, una mayor experiencia no es suficiente para ganar (en especial si varios rivales deciden unirse contra uno solo, claro).

A continuación (y no tenemos imágenes aún), enseñamos la nueva portada y las miniaturas 3D de Gladiatoris a los seis participantes de la jornada. Las críticas fueron muy buenas (y tomamos buena nota de los consejos recibidos), por lo que estamos seguros de que os gustarán cuando las publiquemos en la nueva web.

Muchas gracias a Arkham Valladolid por invitarnos, por segunda vez (allí jugamos la Ultima Test V), a su estupenda sala de juegos.

¡Nos vemos en la arena!