Ben-Huradas II

Aquí está el segundo artículo que los colaboradores de Gladiatoris han preparado con motivo del estreno de Ben-Hur 2016. (¡ALERTA DE SPOILERS!)

  1. Ben-Hur 2016. La carrera del cine épico clásico hacia el melodrama moderno, por María José Martínez Ruiz.
  2. Errores y aciertos en Ben-Hur, por Alfonso Mañas.
  3. Las Ben-Huradas, por David Temprano.

Mañana publicaremos el último artículo, junto con las crónicas de las carreras disputadas en las Ludo Ergo Sum 2016.


errores Y aciertos en ben-hur

Alfonso Mañas.

Enumero errores y aciertos por orden cronológico de aparición en el film Ben-Hur 2016, (Timur Bekmambetov):

error: La película empieza con una carrera a caballo entre los dos protagonistas, en la que ya podemos ver estribos. Los estribos siguen mostrándose sin ningún pudor a lo largo de toda la película, siguiendo la línea de otros films de temática romana como Gladiator (Ridley Scott, 2000) o Pompeii (Paul W. S. Anderson, 2014), o la propia serie Roma (HBO-BBC-RAI, 2005).

error: Vemos a Messala luchando como soldado sin casco, algo absurdo, ningún soldado romano luchaba sin casco (pero claro, en la peli hay que mostrar la cara de los protas…).

acierto: El uniforme de los soldados romanos es fiel a ese momento histórico (año 33), pero los escudos que muestran (especialmente en la batalla en la nieve) son demasiado planos y pequeños (en tiempos de Tiberio usaban scuta normales, más grandes y cintrados que los mostrados en esa escena). Con todo, los escudos del film de 2016 están mucho mejor que los del film de 1959, que son de risa. Los uniformes –y sobre todo cascos y escudos– del film de 1959 son simplemente ridículos.

error: En esas escenas de las batallas del soldado Messala los romanos luchan dando tajos con sus espadas (como los piratas del Caribe), algo que ridiculizaban los romanos, pues la esgrima romana (la militar y la gladiatoria) se basaba en la estocada. Como decía Vegecio, “non caesim sed punctim” (no cortes, pincha). Como dice también Vegecio, los romanos se reían de aquellos rivales suyos que luchaban dando tajos. Cuánto se reiría un romano viendo estas películas, sino fuera porque se sentiría igualmente ofendido…

error: En una de esas batallas vemos a los romanos luchando contra una tribu del África negra. Eso no pasó jamás, pues los romanos nunca llegaron al África subsahariana. Lo más al sur que llegaron los romanos fue a Egipto. En cualquier caso en el reinado de Tiberio no hubo campañas en África.

error: En Jerusalén nunca hubo ningún circo como los representados en las películas de 1959 y 2016 (o las anteriores mudas). Flavio Josefo dice que en Jerusalén había un hipódromo, pero los expertos creen que sería la explanada del valle de Tyropoeon y no una estructura edificada (lo cual era lo predominante, solo una minoría de hipódromos [en el mundo griego] o circos [en el mundo romano] tenían gradas a su alrededor). Igualmente, parece que ahí se habrían celebrado carreras durante el reinado de Herodes el Grande (37aC-4aC), pero no después (por tanto no en tiempos de Cristo).

error: A lo largo del film vemos varios atuendos peculiares que no se corresponden con la moda y usos de esa época (vestidos por Messala, las mujeres, etc.). Me llama especialmente la atención la escena en la que Esther va montada a caballo tras Ben-Hur, pues ella lleva pantalones (la religión judía prohíbe específicamente a la mujer llevar ropa de hombre). Igualmente, era indecoroso que una mujer respetable (menos aún una ya casada) montase a caballo a horcajadas, pues si montaba debía hacerlo con ambas piernas por el mismo lado del caballo. Es más, el caballo era montura impropia para la mujer, considerándose el asno más adecuado, por ser más pequeño y por tanto más fácil subir. Este triple error se debe a la moda del cine de hoy de mostrar personajes femeninos antiguos con actitudes ‘muy modernas’, por no decir feministas (evidentemente todo resulta anacrónico).

acierto: El esclavo Ben-Hur lleva al cuello un collar con placa cuadrada (ambos de metal) como los que en efecto llevaban los esclavos romanos, y como los que llevan nuestros Esclavos de Gladiatoris. En este aspecto el film ha estado bien asesorado (o el director ha aceptado esa sugerencia del asesor histórico). Las placas de esos collares de los esclavos romanos solían contener inscripciones con mensajes del estilo “Tene me ne / fugia(m) et revo/ca me ad dom(i)nu(m) m/eu(m) Viventium in / ar(e)a Callisti” (CIL, XV, 7193: Retenme que no huya y devuélveme a mi amo, Viventius, [que vive] en el barrio de Callisti). Podemos suponer que el collar de un esclavo que perteneciese a una escuadra militar (como Ben-Hur) diría lo mismo, salvo que pediría que la persona que encontrase al esclavo huido lo llevase a esa unidad en concreto, por ejemplo “ad legionem XIII”.

error: Ben-Hur dice al jeque que ha pasado cinco años en una galera romana mientras el resplandor de sus blancos dientes nos deslumbra. Esto es una cuestión que ya me molesta bastante en el cine histórico, pues no requeriría nada de esfuerzo corregirlo y sin embargo lo dejan pasar, quedando absolutamente ridículo en la pantalla. Unos dientes tan artificialmente blancos llaman la atención incluso en una peli ambientada hoy en día, en la vida de personas normales, pero más aún en una peli sobre los tiempos de Cristo. Evidentemente, tras cinco años en una galera romana nadie tendría los dientes en ese estado de blancura.

error: Y ya que hablamos del tema de las galeras debemos profundizar en este asunto, de por sí muy polémico por el tratamiento que se le da en la novela y en las subsiguientes películas. Hay que empezar diciendo que el general Lew Wallace no era un experto en la antigua Roma, ni siquiera en sub-áreas específicas como la guerra en el mar o las carreras de carros. En cualquier caso, aunque lo hubiese sido, el conocimiento que se tenía de estas cuestiones en 1880 (cuando publicó la novela) no era tan completo como el que tenemos hoy. Por tanto cometió varios errores.

En primer lugar, los romanos usaron esclavos como remeros en sus galeras durante las Guerras Púnicas, pero después evitaron esa práctica, pues preferían remeros especializados (por tanto libres o libertos). Cuando no había remeros suficientes se recurría a los esclavos, pero se les daba la libertad antes del servicio, o justo al acabar este (como incentivo). Esto de usar esclavos lo hizo por última vez Octaviano en la batalla de Nauloco (36 a. C.). Durante el imperio nunca se usaron esclavos como remeros.

En cualquier caso, aún remontándonos a los tiempos de las guerras púnicas, no existía en la antigua Roma una pena en la cual se le condenase a uno a galeras (como sí existía mandándolo a uno a las minas, o a la escuela de gladiadores). En las Guerras Púnicas lo que hacía el estado romano era coger sus esclavos y destinarlos al trabajo que en ese momento necesitaba, que era mover los remos de sus naves, lo cual no era una pena.

Por tanto, la situación que recoge la novela (y las películas) de detener a una persona prominente (Judá Ben-Hur) y mandarla a galeras como pena es absolutamente ficticia, porque no existía tal pena y porque en esa época no se usaba a remeros no especializados.

Más bien, el tipo de condenado a las galeras que retrata la novela (y las películas) es el del galeote de las galeras españolas, turcas y de otras potencias del Mediterráneo en el siglo XVI. Esos sí estaban condenados al remo por años, muchos muriendo antes de cumplir sus condenas. Wallace –como buen militar– había estudiado (en la academia del ejército) Historia Militar, y por tanto había estudiado la Batalla de Lepanto (dónde ambos bandos usaron galeras con galeotes) y otras batallas navales similares del siglo XVI. También leyó El Quijote, donde Cervantes retrata ese tipo de galeotes. De hecho, la fila de galeotes que vemos en ambos films, cruzando las llanuras de Judea, tiene más que ver con el episodio homónimo de El Quijote que con una estampa romana real, y Cristo dando agua al sediento Ben-Hur solo nos recuerda a Don Quijote auxiliando a la fila de galeotes que cruza la llanura manchega.

error: Tras la batalla de Actium (31 a. C.) Roma ya no volvió a tener rivales en el mar. Por tanto, es absurdo cuando el film de 2016 dice que las galeras romanas van a enfrentarse a barcos griegos (dice “ningún griego pondrá un pie en mi barco”). Grecia había sido conquistada en la Batalla de Corinto (146 a. C.), desde entonces no volvió a haber ningún problema con Grecia, mucho menos en el mar. Es más, tras la Batalla de Actium (31 a. C.) la flota romana en el Mediterráneo se ocupaba en vigilar que no hubiese piratas, que tampoco había muchos pues ya César y Augusto los habían exterminado. Por tanto, en tiempos de Cristo solo parece posible que hubiese ocurrido alguna pequeña escaramuza entre alguna de esas galeras romanas de vigilancia y algún barcucho pirata aislado, pero no una batalla como la descrita en la novela y en los films. Cristo vivió durante la pax romana, cuando Roma dominaba el mundo, tanto en tierra como en el mar, no tenía enemigos porque ya los había sometido a todos. Con todo, el film de 1959 es más prudente, y no dice “griegos” en general al referirse a la flota enemiga, sino “una flota de galeras de Macedonia ha estado atacando al comercio romano”, lo que encaja mejor dentro de ese posible contexto de piratas.

error: Todos los films que muestran carreras de carros romanas fallan en el modo de representar cómo pilotaba el auriga; el auriga romano no agarraba las riendas con las manos, sino que llevaba éstas enrolladas en el tronco, para así poder tener las manos libres, una para el látigo y la otra para agarrarse al carro y no caer.

error: Los aurigas que competían en las carreras del circo eran infames (lo más bajo de la escala social) por lo que es absurdo pensar que un ciudadano de clase alta (como Messala) decida voluntariamente aparecer en público como auriga. Aún así, los gladiadores también eran infames, y sin embargo algunos caballeros y senadores aparecieron en público luchando como tales en los reinados de Julio César, Augusto y Tiberio, e incluso el emperador Cómodo también hizo tal cosa. No obstante, no hay ningún caso registrado referente a los aurigas. Sin embargo, si ocurrió tal cosa con los gladiadores es ‘verosímil’ que pudiera haber ocurrido con los aurigas, por lo que es ‘aceptable’ que Wallace ponga a su Messala como auriga en su ficción literaria (no es lo que más rechina en su trama).

error: Las carreras en el Circo Máximo de Roma eran a siete vueltas, por lo que es un error la carrera a nueve vueltas que aparece en el film de 1959 (vemos nueve delfines). Este error lo corrige la versión de 2016, pues muestra una carrera a siete vueltas (vemos siete delfines).

acierto: Es un acierto poner un marcador con delfines, pues en el Circo Máximo se usaba un marcador con siete delfines para indicar las vueltas. El marcador de la película de 1959 tiene dos delfines de más, pero el del film de 2016 es perfecto, aunque pone a los delfines echando agua por la boca al caer, cosa que no consta en las fuentes (pero que de nuevo entra dentro de lo ‘plausible’, y por tanto no me parece demasiado mal).

acierto: Las cuadrigas de Ben-Hur 2016 (con las ruedas pequeñas) son más rigurosas que las de Ben-Hur 1959 (con las ruedas grandes). Las fuentes visuales romanas siempre muestran a las cuadrigas con ruedas pequeñas.

error: En el film de 2016, durante la carrera, Messala aparece pilotando la cuadriga vestido de soldado, lo cual es inverosímil, pues un auriga iría vestido como tal, con el equipo necesario para pilotar una cuadriga (aunque como tampoco muestran a los aurigas pilotando como realmente lo hacían pues tampoco necesitan mostrarlos con el equipo de auriga).

acierto: La salida de las carreras del circo se daba con un pañuelo por parte de la autoridad que presidía, y al ver el pañuelo alguien daba una segunda señal que consistiría en hacer sonar un cuerno o agitar una bandera (esto último se desconoce, los expertos no se ponen de acuerdo, pues ninguna fuente detalla en qué consistía exactamente esa segunda señal que alertaba a todos).

error: En el film de 1959 las cuadrigas salen de las carceres (las puertas de salida) y dan una vuelta de desfile antes de la verdadera salida, mientras que en el film de 2016 la carrera empieza directamente al abrirse las puertas (para ahorrar tiempo suponemos, pues el film de 2016 es muchísimo más corto). En realidad parece que las carceres se abrían, salían los carros hasta la marca de salida (junto a la mediana [spina] que dividía la pista) y entonces se daba la salida real. Por tanto el film de 1959 es más fiel a este respecto.

error: Un circo romano tenía a un extremo las carceres (puertas) y al otro extremo gradas. El circo del film de 1959 es por tanto erróneo porque muestra puertas en ambos extremos. En el film de 2016 no hay gradas en esa curva del extremo del circo, y debería haberlas, pese a que hubiese un arco o puerta triunfal.

error: Ambos films muestran a gente en la mediana (spina) que dividía la pista. Esto es un error, pues en la mediana no había gente, solo monumentos (estatuas, obeliscos, altares, etc. en el caso del Circo Máximo).

error: La versión de 2016 muestra cómo Cristo es apresado en el Monte de los Olivos, acercándose a él una patrulla de soldados romanos. Esto sería un error, pues según dicen los Evangelios fue arrestado por “un grupo numeroso con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo” (Mateo 26.47, los otros tres evangelistas coinciden en esto), por tanto no había romanos entre ellos. De hecho, el film de 2016 muestra una imagen muy negativa de los romanos, decidiendo mostrarlos como ‘los malos’ de la película, rol con el cual tampoco estoy de acuerdo, por incorrecto. En historia no pueden ponerse etiquetas de ‘buenos’ o ‘malos’, pero en el caso de los romanos parece aún más injusto darles esa etiqueta, pues sin repetir el famoso discurso de La Vida de Brian, hay que recordar que los romanos llevaron a todo el Mediterráneo, y a Judea, la civilización (calzadas, seguridad, baños públicos, etc.). El film de 2016 simplifica las cosas (como la mayoría de películas) para que la gente pueda entenderlo todo más fácil, y asigna a los romanos el papel de malos, y dentro de ese papel va el mostrar a los romanos apresando a Cristo (pero como decimos esto es gratuito y erróneo, siendo los judíos los que apresaron a Cristo).

alfonso-manasAlfonso Mañas es Doctor en Historia del Deporte,
experto en gladiatura y deporte romano,
e Investigador de la Universidad de Granada
(Grupo CTS-545).


Alfonso Mañas entró en el equipo de EscenaRYS en 2014, y ha participado activamente en el diseño de todos los gladiadores de los cuatro equipos.

El autor de “Gladiadores: el gran espectáculo de Roma” (Ariel, Barcelona 2013), también ha publicado una detallada reseña sobre Gladiatoris, así como se ha ocupado de revisar y ampliar el glosario que acompaña al juego.

Ben-Huradas I

“El circo es un juego de sangre; y ese juego necesita una estrategia.”

Con motivo del estreno de Ben-Hur 2016, de Timur Bekmambetov (Metro Goldwyn Mayer-Paramount Pictures), encargamos a dos de nuestros colaboradores que escribieran sendos artículos sobre la película (¡ALERTA DE SPOILERS!):

  • María José Martínez Ruiz es Doctora en Historia del Arte, y profesora de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid.
  • Alfonso Mañas es Doctor en Historia del Deporte, experto en gladiatura y deporte romano, e Investigador de la Universidad de Granada (Grupo CTS-545).

Además, también disputamos varias carreras de carros en el circo de Gladiatoris… en las que el reto fue llegar vivo a la línea de meta.

  1. Ben-Hur 2016. La carrera del cine épico clásico hacia el melodrama moderno, por María José Martínez Ruiz.
  2. Errores y aciertos en Ben-Hur, por Alfonso Mañas.
  3. Las Ben-Huradas, por David Temprano.

Hoy publicamos el primer artículo. Permaneced atentos: mañana y pasado publicaremos los siguientes.


Ben-hur 2016. la carrera del cine épico clásico hacia el melodrama moderno

María José Martínez Ruiz.

90 años después del estreno por la MGM de su primera versión cinematográfica de Ben-Hur, dirigida por Fred Niblo y basada en la obra literaria de Lew Wallace, Ben-Hur, una historia de Cristo (1888), la misma productora asumió la aventura de estrenar una moderna versión para el público del siglo XXI: Ben-Hur 2016.

El reto no era pequeño, especialmente tras el gran éxito cosechado con aquella cinta del cine mudo, así como con su remake de 1959, dirigido por William Wyler. El reciente proyecto se antojaba arriesgado por cuanto suponía revisitar dos grandes producciones previas, muy aplaudidas por el público y por la crítica, con las cuales la nueva obra inevitablemente iba a ser comparada. Tal vez la MGM, avalada por la rentabilidad económica que en dos ocasiones Ben-Hur había deparado a la compañía, y arropada por la nostalgia como actual tendencia, manifiesta en la cosecha de revivals que nutren la cartelera, se embarcó en el difícil reto. A buen seguro el propósito era alcanzar el tercer gran éxito con la misma historia por la cual pagó los derechos en 1923. Toda una osadía por cuanto entre el público potencial habrían de hallarse entusiastas de la obra de 1959. La película de Niblo, protagonizada por el galán del cine mudo Ramón Novarro, queda muy lejana en el tiempo para el espectador de 2016, pero no tanto la pieza protagonizada por Charlton Heston, pues más allá del lugar que ocupa como obra maestra de la historia del cine, sigue manteniendo una estimable cota de popularidad; probablemente no encontrar Ben-Hur de Wyler en alguna cadena televisiva en Semana Santa sea tan difícil como no ver programada ¡Qué bello es vivir! de F. Capra (1946) en Navidad. Es decir, de un modo u otro, sigue presente en el imaginario colectivo. Por ello, un Ben-Hur 2016 inevitablemente iba a ser enfrentada cara a cara con su predecesora por buena parte de los espectadores.

Evidentemente, entre los llamados a las salas, no pocos se verían impelidos por la curiosidad de contemplar cómo los modernos recursos de la cinematografía resolvían esta vez uno de los momentos más épicos de la historia del cine: la carrera de cuadrigas y duelo trágico entre Judah Ben-Hur y Messala. Wyler en su momento supo servirse de los avances técnicos (sonoro, color, formato panorámico, cámaras más ligeras con mayor versatilidad en sus movimientos y enfoques…), a fin de replantear el clásico del cine mudo. Tuvo la audacia de hacerlo siguiendo en gran medida a aquel, especialmente en todo cuanto había cautivado al público: la espectacularidad de la batalla naval y la carrera de cuadrigas. Dado lo cual, fácil era pensar que la moderna versión de Timur Bekmambetov hiciera lo propio, valiéndose en este caso de las amplias posibilidades del cine digital; pero lo cierto es que el propósito de singularizar la obra respecto a sus predecesoras, tal vez asumiendo la máxima: “si no puedes hacerlo mejor, hazlo diferente”, ha llevado a introducir cambios importantes en el relato; cambios que modifican en gran medida la naturaleza de la historia y el sentido de las pasiones y rivalidad entre sus protagonistas escenificadas en la arena del circo.

El episodio fortuito que supuso la desgracia y condena de Judah y su familia: la caída accidental de la teja desde la azotea de la residencia de Ben-Hur cuando éste y su hermana se asomaban a contemplar el desfile de la nueva autoridad romana en Judea, −relatado así en la novela original de Wallace y en las versiones cinematográficas precedentes−, torna en la reciente producción en ataque deliberado por parte de un insurrecto, acogido por Judah en su residencia. Pasar de un accidente a un atentado no es una cuestión menor en la historia y en la percepción por parte del espectador de los hechos que se desencadenan a partir de ese momento. Ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos. Sí, todo sujeto entraña sus luces y sombras, y semejante ambigüedad en la caracterización de los personajes es una tendencia consolidada en la ficción de los últimos años.

Ese giro del relato no es el único que aleja a Ben-Hur 2016 de la obra literaria original, y también de las versiones cinematográficas anteriores. Tras la batalla naval, Wyler nos presentó la mudanza en héroe del injustamente condenado a galeras, cuando más allá de su odio fue capaz de salvar la vida de uno de aquellos que habían participado de su sufrimiento. La versión ofrecida de este episodio por Ben-Hur 2016, al margen de las dudas que desde el punto de vista narrativo pueda suscitar el modo en el cual Judah se libera de sus cadenas tras el naufragio, desvirtúa la concepción previa del personaje, en la medida que transforma al antiguo héroe en un mero superviviente. Tales variantes del relato nos privan además de episodios muy interesantes, como el ascenso social de Ben-Hur tras salvar durante el naufragio de la galera a Quinto Arrio, quien se convertiría en su protector –en la moderna versión tal personaje desaparece–. Con ello, se eluden algunos momentos de gran intensidad dramática, como el encuentro entre los viejos adversarios en aquella legendaria secuencia del sello. De igual modo, desaparecen capítulos de indudable espectacularidad, que contribuyeron a la construcción de la imagen de la antigua Roma para el cine, y con ello para el gran público, como fue la entrada triunfal en el foro romano, construido en Cinecittá para tal fin.

Centrada prioritariamente en la relación de amistad-enemistad entre Ben-Hur y Messala, la moderna versión simplifica en exceso un relato al que por otra parte le sobra argumentación. A decir verdad, la tensión dramática que caracterizó a aquellas películas clásicas, se diluye ahora en una historia sentimental, con final feliz entre los antiguos amigos-adversarios, merced a un acto de redención humano. Decimos humano porque si bien la obra literaria original hace gala de una profunda religiosidad –no deja de ser un relato de la vida de Jesucristo en paralelo con la vida de Ben-Hur, donde los puntos de inflexión en el devenir de éste vienen marcados por la presencia divina–, esta pierde entidad en la reciente cinta. La simbólica luz divina que se hacía presente en el escenario en aquellas exitosas representaciones teatrales de Ben-Hur a fines del siglo XIX, fueron asimiladas en la película de Wyler, acompañadas de la figura un tanto misteriosa del Mesías. El misticismo del cual pretendió envolverse tal presencia, muy aplaudida por el público de su tiempo, y recientemente parodiada inteligentemente por los hermanos Coen en su película Ave César (2016), ha desaparecido por completo. Ciertamente, la sociedad ha evolucionado y el espectador del siglo XXI tal vez se sienta más cercano a una imagen de Jesucristo más carnal; lo hemos venido apreciando en diversas producciones desde los años setenta hasta hoy, mas cuando el casting no hace grandes distingos entre la caracterización del Mesías y del propio Judah a un tiempo, quizá algo falla en la puesta en escena del relato.

Algo que la moderna producción asumía acertadamente es que la carrera de cuadrigas era el elemento clave de la historia y el que habría de llevar a los espectadores a las salas. De este modo, tal duelo se hace presente en Ben-Hur 2016 desde los minutos iniciales, como prólogo de una historia tejida en pro de tal evento. Desde el punto de vista histórico, el circo de Jerusalén era tan fantástico en la cinta de Fred Niblo, como en la de Wyler, como también lo es en la presente pieza de Bekmambetov, no sólo desde el punto de vista escenográfico, véase el aire art-decó que ofrecía el set de la película de 1926, erigido en Culver City (California), o las esculturas que coronaban la espina, difícilmente vinculables a semejante periodo histórico, como también aparecían en la obra de Wyler, cuyos espectaculares decorados fueron erigidos en Cinecittà, (Roma), por citar apenas algún detalle, sino por la ausencia misma de referencias históricas sobre la existencia de un circo en Jerusalén. Ahora bien, se tomaron detalles interesantes a la hora de materializar la carrera: las líneas esenciales del esquema arquitectónico de un circo romano, el giro de los delfines que marcaban cada vuelta de los aurigas, el diseño mismo de las cuadrigas, presentes en numerosos mosaicos y relieves romanos, y lo más importante: la materialización de lo que en definitiva era un espectáculo de masas. Las dimensiones y entidad de la escenografía, así como el gran número de extras partícipes en el rodaje, contribuyeron a sobrecoger a los espectadores de 1926 como así hicieron con los de 1959 –citemos apenas que la cinta de Wyler contó con ocho hectáreas de pista y gradas para 15.000 extras–. Pero más allá de lo apabullante que podía resultar tal producción, lo cierto es que lo que convirtió a aquellas en películas atemporales fue el encaje maravilloso entre un cuidado trabajo de guión, arte, interpretación, foto, montaje…, aquello que no ha ocurrido demasiadas veces en la historia del cine. Los once Oscar obtenidos por la obra de Wyler hablan por si solos, pues batió un record que tardaría muchos años en ser igualado. Cabe decir que aún sigue sobrecogiendo semejante despliegue de medios y sobre todo la impecable resolución de tan compleja realización, muestra inequívoca de la atemporalidad propia de las obras maestras.

Andrew Marton estuvo al frente de la dirección de la unidad que rodó la carrera de cuadrigas en la película de 1959, contando con especialistas ya legendarios, como Yakima Canutt y su hijo Joe. La intensidad que logró alcanzar no fue menor a la de la película de Niblo, bien es verdad que los avances técnicos favorecieron la posibilidad de agitar de un modo diverso las emociones del espectador. Aun hoy resultan inolvidables las caídas, la cámara acariciando las ruedas, las cuchillas del carro griego… ¿dónde están? Sí, han desaparecido en la moderna versión de 2016, probablemente se impuso el respeto a las referencias históricas, pues no dejaban de ser pura ficción, más ¿quién puede olvidar la fuerza dramática de tales imágenes? Además, el espectador había sido preparado con sumo cuidado para tal duelo; el lento desfile de los aurigas que antecedía a la carrera, con la banda sonora de Miklós Rózsa de fondo, concedía un carácter épico a cuanto contemplábamos en la pantalla, nos disponía al desenlace, una tragedia que una vez iniciada la carrera no precisaría de música, porque el único sonido vendría dado por las ruedas, los caballos, los gritos de los aurigas y la plebe vociferante.

Desde luego el planteamiento actual es muy diferente, para Wyler aquella secuencia no se trataba de una carrera cualquiera sino de una carrera a muerte que resumía el odio entre Ben-Hur y Messala. De hecho, la figura de éste queda perdida en la arena, se desvaneció allí…, no sabríamos más de él. La novela de Wallace no lo hacía morir en el circo, en ella se alude a que éste no volvería a caminar, pero lo cierto es que desaparece de igual modo. En la reciente versión se ha querido recuperar su figura, aún mutilada, con el propósito de alcanzar la solución a su enemistad con Judah. Naturalmente, no era esta la historia que conocíamos. Frente a la redención divina, propia de la obra literaria original, y las producciones cinematográficas anteriores, el moderno relato ha impuesto la redención humana. Ésta es la que lleva a Messala y Ben-Hur a la inesperada reconciliación final, inesperada por cuanto ha sido creada ex novo por la cinta de Bekmambetov. De semejante modo, se ha mudado la forma en la cual tiene lugar la salvación de la madre y hermana de Ben-Hur. Si esta se auguraba cuando alcanzaban a ver al Mesías en su ascenso camino del calvario, como se muestra en la obra de Wallace y en las realizaciones cinematográficas previas. La metáfora de su cura se revela en Ben-Hur 2016 en el mismo calabozo donde aún viven encerradas, todo ello en un episodio muy diferente respecto al relato original, por más que Wallace ilustrara los pormenores de la Torre Antonia, en la cual las mujeres vivieron recluidas durante años.

Puede que resultara inevitable comparar, y cabe reconocer que a los remakes siempre les cumple el más difícil todavía. Una vez contempladas las tres versiones de la MGM, aun con los inevitables fallos y consabidos errores históricos presentes en cada una de ellas, la historia del cine, a buen seguro, seguirá cuidando el digno lugar que en todo momento ha ocupado la gran obra que filmó Niblo, y la magnífica pieza que dirigió Wyler. Ben-Hur 2016…, bueno, tal vez se desvanezca en la arena, solo tal vez.

María José MartínezMaría José Martínez Ruiz es Doctora en Historia del Arte,
y profesora de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid.


María José Martínez Ruiz (alias mjm) ha estado vinculada a Gladiatoris desde sus orígenes, manteniendo siempre un punto de vista crítico e incidiendo en el necesario rigor histórico.

Munus Legitimum

¡Saludos!

El pasado sábado 17 de septiembre, nos reunimos con cuatro veteranos jugadores de A. C. Reika, participantes de las Ludi Pucelae desde 2011. Queríamos probar por última vez el escenario MUNUS LEGITIMUM (que incluimos en la Ultima Test), ya que será la partida de ejemplo que publiquemos antes de la campaña de Kickstarter.

El munus legitimum fue instaurado por el emperador Augusto, y establecía el orden de las tres partes en que, por ley, debían constar todos los muneravenatio o cacería, ludi meridiani o ejecuciones de esclavos, y munus o combate de gladiadores.

De izquierda a derecha: Óscar Legio Playmobil con Scutarii (rojos); Leticia “Sora Kurai” Pugilem con Petauristae (naranjas); Jesús Tyro con Sine Scutum (azules); y José Daniel Dominus Regularum con Parmularii (verdes).

NOTA: Todas las fotos corresponden al prototipo no comercial de Gladiatoris, y las miniaturas de estas fotografías son conversiones de otras marcas; no son propiedad de EscenaRYS.

1ª Prueba: Venatio. Por la mañana, se celebra la cacería de fieras, que se alargará hasta el mediodía. Están tan hambrientas que se devoran unas a otras. El primer venator que se cobre una pieza recibirá una bolsa de monedas como premio a su habilidad.

En esta cacería, salen a la arena dos fieras pequeñas y un gladiador de cada equipo, y obtiene la victoria (1 palma) el jugador que venza al mayor número de bestias.

Al inicio de la partida, los verdes son maldecidos por Fames (El Hambre), y bendecidos por Ops (La Abundancia), y los azules le roban una (estupenda) carta de munera a los naranjas. En el sortitio, Óscar obtiene un “1” y no consigue sacar a su Samnis (en el futuro, Samnita). ¡Y sale, voluntariamente, un Laquearius de Nivel II!

Los azules de Jesús empiezan arrasando, obteniendo su primer Perro de Presa 5 Aciertos con sólo 3 Dados… aunque el segundo obtiene una Furia y se revuelve contra su compañero. Además, el Laquearius II azul gana la bolsa de monedas, de 500 sestercios, por abatir a una Fiera en primer lugar.

En el último turno, naranjas y azules van empatados en número de bajas (y el pobre y lento Samnis casi no llega al combate). El Lusitor juega sus cartas, e impide el paso al Laquearius, ganando el premio y una palma para los naranjas. ¡Victoria de Leticia!

2ª Prueba: Ludi Meridiani. Al mediodía, los condenados a morir en la arena se enfrentan a la espada (damnatio ad gladium) o las fieras (damnatio ad bestias).

En la preparación de la segunda prueba, los azules de Jesús deciden invertir todo su capital en mejorar a unos terribles Esclavos III… ¡convirtiéndoles en el equivalente a gladiadores de Nivel I! También los naranjas gastan una gran cantidad de sestercios, y mejoran a sus Esclavos II, y la batalla vuelve a girar en torno a naranjas y azules.

Las Fieras grandes se dan un festín con los condenados, y los Esclavos azules acaban con los supervivientes. Holgada victoria para Jesús, que recibe dos palmas y se pone en cabeza.

3ª Prueba: Munus. Por la tarde, con el anfiteatro abarrotado en la mejor hora (prime time), salen por fin a la arena las parejas de gladiadores.

Los azules, sin embargo, gastan una de sus dos palmas para conseguir 3.000 sestercios y mejorar a la Retiaria a Nivel III. Así que la última y definitiva prueba comienza con Leticia y Jesús con una palma… ¡y el premio son 3 palmas a repartir entre los dos gladiadores supervivientes de los dos duelos! La victoria está al alcance de cualquiera de los cuatro jugadores.

Gracias a un pequeño soborno de 200 sestercios, los verdes asignan las puertas: José Daniel elige la puerta I para su Thraex, y coloca al Lusitor naranjas de Leticia en la puerta III, como su rival. En las puertas II y IV luchan el Samnis y la Retiaria. Todos los gladiadores han sido entrenados hasta Nivel III… ¿decidirán los Dioses su suerte?

Los Dioses hablan, y un Daño de Marte del Samnis hiere de gravedad a la Retiaria. Se intercambian golpes, hasta que el Samnis empala sin piedad a la gladiadora… ¡que Regresa del Orco! Esa era la carta de munera que había robado Jesús a Leticia al inicio de los juegos. Gracias a ella, la Retiaria continúan en el combate, aunque sufre algún rasguño adicional y se queda a 2 Heridas de “volver al Orco”.

Al otro lado de la arena, Thraex pide ayuda a Juno, pero su Contraataque es contenido por un Fatum naranja. La suerte está del lado de los verdes, ya que el Lusitor naranja pisa un fatal Cepo para Lobos (activado por Óscar) y, cuando juega una acrobática Huida, recibe su propia medicina con un Fatum verde.

En una implacable serie de golpes, el genial Thraex acaba con la vida del Lusitor naranja (¡arriba Parmularii!). El derrotado Acróbata, antes de caer desfallecido, implora la ayuda del Padre de los Dioses… ¡y un Rayo de Júpiter fulmina a la Retiaria! La prueba termina al caer un gladiador de cada pareja, y rojos y verdes (que no tenían palmas) reciben 1 palma y 1.500 sestercios cada uno.

Los jugadores, cada uno en posesión de una palma, recuentan sus sestercios cuidadosamente:

José Daniel (Parmularii): 8.600 sestercios
Jesús (Sine Scutum): 7.600 sestercios
Óscar (Scutarii): 7.200 sestercios
Leticia (Petauristae): 6.500 sestercios

¡Victoria de los verdes Parmularii de José Daniel! Una gran batalla, terriblemente reñida, y muy divertida, que deja a todos con ganas de revancha en un próximo encuentro. ¡Muchas gracias!

La Comarca de los Juegos 2016

¡Saludos!

El jueves 15 de septiembre, aceptamos alegres la invitación de La Comarca de los Juegos para montar el anfiteatro de Gladiatoris en su tienda.

NOTA: Todas las fotos corresponden al prototipo no comercial de Gladiatoris, y las miniaturas de estas fotografías son conversiones de otras marcas; no son propiedad de EscenaRYS.

Llegamos apurados tras una reunión con nuestra imprenta AGRpriority, y nos estaban esperando Jesús, un novato que nos había visto en las redes, y Rubén… ¡que ya había jugado con nosotros en las jornadas AJ3C de 2011!

Aquí está su foto de entonces, inmortalizando un poderoso combo de Vesta + Calor de Vesta. Y es que no hay nada como obtener la carta de munera y de maniobra del mismo dios, para ganar ventaja en el combate.

Y aquí, pasando grandes apuros con su Dimachaerus azul entre dos fieras grandes, el León rojo de Jesús y mi Pantera verde. ¡Mi Thraex ya había acabado con su Leopardo, y estaba muy ufano! Eso sí, para subirlo de nivel, había tenido que gastar todo el dinero de la primera prueba de este ESCARMIENTO PÚBLICO (el mejor escenario para enseñar a nuevos jugadores).

En un giro del destino, mi Pantera cae y los dos gladiadores rivales se enfrentan a mi Thraex. Gracias a la divina protección del dios guerrero y protector Quirino, aguanta malherido los mandobles del Dimachaerus… ¡pero el Murmillo era el favorito de la poderosa Juno! Una terrible Cólera de los Dioses desatada por esta envidiosa olímpica, acabó con mi Thraex (¡missus!). Y la misma diosa se encarna en la arena cuando Jesús juega el combo Juno + Oráculo de Juno para arrebatarle las mejores cartas a Rubén.

Conclusión: “Juno es más poderosa que Quirino.” :/

En el último turno, el Dimachaerus sigue en pie, y lucha con la espalda en el muro y el flanco protegido por una balsa de aceite en llamas. Entonces, en un épico ataque, el León de los Scutarii atraviesa las llamas (sufriendo 2 Heridas) para romperle la yugular.

¡Victoria para los rojos Scutarii de Jesús! El novato de la partida se lleva las dos palmas y las alabanzas de todos.
Jesús (Scutarii): 13.700 sestercios
David (Parmularii): 1.300 sestercios
Rubén (Sine Scutum): 100 sestercios

Como nos quedamos con ganas de revancha, jugamos una segunda partida, en la que lanzamos a un montón de cautivos a las fieras en un SACRIFICIO DE ESCLAVOS. También “participaban” cuatro cris… condenados, en un Foso con Pinchos que dio mucho juego (y risas): ¡los pinchos, pese a que no paraban de pifiar, mataron tantos Esclavos como las fieras!

En el último turno, los dos últimos Esclavos se aniquilaron mutuamente (ataque y pifia), y los dos premios fueron “muy repartidos” (como la Lotería). Rubén consiguió la victoria, y los dos novatos nos dejaron a los creadores en muy mala posición (pero también con ese dolor de cabeza causado por las risas, que siempre se agradece).
Rubén (Scutarii): 4.900 sestercios
Jesús (Petauristae): 4.600 sestercios
David (Sine Scutum): 3.700 sestercios
Luis (Parmularii): 3.400 sestercios

Muchas gracias a La Comarca de los Juegos por la invitación, y por mantener tantas mesas abiertas a los aficionados. Esperamos volver pronto. 🙂

Ludo Ergo Sum 2016

¡Saludos!

Volvemos de las jornadas Ludo Ergo Sum 2016 encantados de la buena acogida de GLADIATORIS, y con un montón de nuevos amigos. Hemos recibido buenos consejos, de cara a la edición, y hemos disfrutado con las partidas de iniciación.

NOTA: Todas las fotos corresponden al prototipo no comercial de Gladiatoris, y las miniaturas de estas fotografías son conversiones de otras marcas; no son propiedad de EscenaRYS.

En la zona de creadores, montamos el viernes 9 un anfiteatro para lanzar a los CONDENADOS A LAS FIERAS. Pedro, alias “Pedrotronicus” ;), que había contactado con nosotros tras ver nuestra nueva web, fue el primero en sentarse a la mesa, y después de analizar las fortalezas y debilidades de cada equipo, escogió a los Sine Scuto azules. A su lado, Fernando se hizo con los Scutarii rojos. Y, frente a ellos, Bárbara con los Parmularii verdes… y un servidor con los Petauristae naranjas.

En la primera prueba, “A las Fieras”, cada jugador saca a la arena una pareja de Esclavos y una pareja de Fieras pequeñas, y gana el que venza (devore) el mayor número de Esclavos. La victoria, merecida, es para Fernando, que se lleva dos palmas.

En la segunda prueba, “Cacería”, se inunda el perímetro de la arena y salen, esta vez, un Gladiador y una Fiera grande de cada color. Gerardo ocupa el puesto de Fernando, y ofrece una dura batalla. La Pantera verde es la primera en ser descuartizada por las demás fieras, y el Leopardo azul muere en una trampa de Foso, a la que cae junto a mi Lusitor… que gana así tiempo mientras en la superficie continúa la carnicería.

Muertas las bestias, los cuatro gladiadores se enfrentan en una melé. Y, aunque en un momento todo parece perdido para los rojos, el Murmillo a toque se levanta y acaba con el Dimachaerus, mientras el público ruge y el tiempo se agota. Los tres supervivientes se reparten las palmas, y la victoria es para los Scutarii rojos:

Fernando + Gerardo (Scutarii): 14.100 sestercios
David (Petauristae): 8.100 sestercios
Bárbara (Parmularii): 5.100 sestercios
Pedro (Sine Scutum): 2.300 sestercios

Pese a la derrota, Pedro parece contento con la partida. “El juego es elegante, si lo puedo describir con una palabra” nos dice. ¡Gran crítica! Todavía tenía que jugar otras tres veces antes de poder escribir su completa y detallada reseña.

El sábado 10 de septiembre, disputamos varias batallas, y montamos el tablero del Circo para recrear carreras de cuadrigas (o más bien bigas, dado que dejamos los carros de cuatro caballos en la caja).

¡Pero de las carreras hablaremos en las Benhuradas! 😉

Mientras el enorme local se va llenando, cambiamos el circo por el anfiteatro para jugar LAS HORDAS BÁRBARAS (una partida de los “Juegos de Saturnalia” del Libro de Juegos).

Pedro vuelve a la mesa, esta vez con los naranjas, junto a tres nuevos jugadores (nuevos en Gladiatoris, ya que todos tienen muchos puntos de pericia en “juegos de mesa”): Íñigo “adicto a los juegos” (rojos), Fernando (azules) y Villa (verdes).

Durante la Batalla entre Fieras, sucede un acontecimiento casi nunca visto, y que solo puede presagiar que el reinado de los mortales toca a su fin: ¡el combo Júpiter + Rayo de Júpiter! La plegaria al Padre de los Olímpicos la murmura el Desultor naranja de Pedro, antes de ser destrozado por las fieras hambrientas azules… y en el lugar donde se encontraba la Retiaria azul, solo queda un pequeño cráter humeante.

La partida termina con victoria para los Acróbatas naranjas (aunque solo se mantenga con vida su Tigre), de Pedro Pedrotronicus. ¡Sin piedad con los novatos!

Pedro (Petauristae): 6.700 sestercios
Íñigo (Sine Scutum): 3.500 sestercios
Villa (Parmularii): 2.900 sestercios
Fernando (Sine Scutum): 2.200 sestercios

De nuevo, cambiamos el tablero, montando ahora la arena privada, para jugar un ESCARMIENTO PÚBLICO. Fernando escoge los verdes, Ismael los azules, y yo pruebo suerte con los rojos (a ver si gano esta vez).

La primera prueba, Esclavos a los Lobos, es un paseo, y lleno mis arcas hasta rebosar. ¡Adoro machacar a los novatos! 😀

En la segunda prueba, gracias a mis cuantiosas ganancias (¡salve Pluto!), saco a la arena a un terrible León II y a un invencible Secutor de Nivel III… contra un pobre Hoplomachus II (la futura Hoplomaca) y un miserable Dimachaerus I. Además, tengo una inmejorable mano de dioses: “Rayo de Júpiter”, “Cólera de los Dioses” y los dos “Fatum”. ¡No puedo perder!

En el primer turno, el Leopardo de Ismael, ignorando mi invulnerabilidad por completo, lanza sus 5 dados rojos y obtiene… ¡7 Aciertos y 1 Derribo! El Secutor cae agonizante (tras usar un “Fatum” para activar su parada especial, ya que no tengo cartas verdes en la mano) y, aunque el León lo protege con su gran mole, es rematado por la lanza del Hoplomachus… ¡antes de poder actuar!

El mismo Hoplomachus evita la muerte gracias a sus cartas verdes, y es el único superviviente de la prueba.

¡Dos palmas para Fernando! La partida parece haber sido del agrado de todos, menos de mi Secutor.

Fernando (Parmularii): 12.100 sestercios
David (Scutarii): 7.500 sestercios
Ismael (Sine Scutum): 1.000 sestercios

El domingo 11, Luis volvió a la carga… y repitió Pedro (ya un veterano), con los Parmularii verdes, a un segundo ESCARMIENTO PÚBLICO (este escenario nos encanta para enseñar a novatos, ya que no hay gladiadores en la primera prueba y salen todos los tipos de luchadores del juego).

Los azules Sine Scutum obtuvieron la victoria (y una palma) en la primera prueba, tras devorar a dos Esclavos. La Hiena roja de Hugo (alias “Ogro Quemas Teda”) se merendó al tercero.

En la segunda prueba, salen a la arena un Thraex, un Murmillo y un Dimachaerus. El Murmillo rojo es “brutalmente decapitado” en palabras de Hugo, y su León no consigue acabar con el Dimachaerus.

¡Victoria para los azules, que acumulan un total de 3 palmas!

En medio de la partida, se sienta a la mesa una nueva jugadora muy especial, Attia Dimacherus, de Ludus Gladiatorium Vulcanum. ¡Una auténtica Retiaria!

Attia, naturalmente con la Retiaria de los azules Sine Scutum, vence a sus dos contrincantes sin esfuerzo, y nos regala muy buenas críticas sobre Gladiatoris.

¡Esperamos volver a coincidir pronto!

Para terminar la jornada, se disputó una segunda carrera en el circo. En ella participaron dos grandes figuras: Jorge Coto, alias Tiberio Sempronio Graco, “un clásico del frikismo en España”, fan del mundo romano y editor en HT Publishers… y Álvaro Lomán, autor de la serie El Fin del Mundo.

¡También nos reservamos esta carrera para las Benhuradas! 😉

Además, queremos destacar (entre toda la gente que conocimos), a la tienda especializada La Comarca de los Juegos, que nos ha invitado a enseñar allí Gladiatoris este jueves 15 de septiembre, a las 18:00 horas.

Y por último, tenemos que hablar de SECTOR 6. Conocimos en las LES a su autor, Jaime (con el que coincidimos en las mesas de creadores), y probamos su juego.

Se trata de un juego de estrategia espacial, en la que los últimos supervivientes de una base exterior luchan por los últimos contenedores de oxígeno para sobrevivir. Deben recorrer los intrincados pasillos de la base, y pueden activar la rotación de sus cámaras para abrir nuevos pasillos o encerrar a sus rivales.

Jugamos dos partidas, una simplificada (triste derrota) y otra completa (¡victoria!), y nos encantó su sistema, así como el cuidado diseño del juego. ¡Buena suerte en tu periplo espacial, compañero!

¡Entran los Parmularii!

¡Hoy abrimos las puertas a los Parmularii (Escudos Pequeños) de color verde!

Gladiatoris - Parmularii (Escudos Pequeños)

Gladiatoris - Thraex (Parmularii)

La estrella de este equipo es el Thraex, el gladiador favorito de muchos jugadores. La Hoplomaca empuña una lanza para mantener a los enemigos a distancia con contraataques sorpresa, y el Provocator es un maestro del juego sucio. La Pantera puede derribar y sujetar a los luchadores rivales, de modo que los escurridizos Lobos o incluso los Esclavos verdes puedan acabar con ellos.

¡Sólo dos equipos más por presentar antes de que empiece la campaña!

Arkham 2016

El contenido de esta página fue publicado originalmente en el blog de amiguetes gladiatoris.boardgame.

¡Saludos!

El pasado sábado descendimos a los sótanos de Arkham Valladolid para retomar las partidas de exhibición de Gladiatoris y mostrar las miniaturas en 3D (aún inéditas, incluso en este blog) que vendrán con la edición comercial (recordamos, una vez más, que estas fotos corresponden al prototipo).

Nuestro anfitrión, Diego Arkham, escogió los Sin Escudo (en adelante, “SINE SCUTO”), de color azul. Se sentaron frente a él dos novatos: Alejandro, con Acróbatas (“PETAURISTAE”) naranjas, y Cándido, con “mis” Escudos Pequeños (“PARMULARII”), verdes.

Bruno, subcampeón de dos ligas de Gladiatoris y dueño y señor de las Amazonas (y próximamente de las Paegniariae), cerró la mesa con los Escudos Grandes (“SCUTARII”), de color rojo.

¿Porqué los nombres de los equipos en latín? Recientemente hemos pensado en incluirlos así en la edición comercial, para que sean los mismos nombres en todos los idiomas (con el subtítulo debajo traducido). Naturalmente, Alfonso Mañas, nuestro historiador, tuvo que corregir un par de latinajos…

condenados a las fieras

1ª Prueba. A LAS FIERAS. Los criminales condenados a morir devorados por las fieras son conducidos hasta el centro del anfiteatro, con el cuerpo embadurnado en sangre fresca, y se abren las rejas de los lobos.

Tras las rápidas explicaciones de las reglas básicas de movimiento y combate de Gladiatoris, los jugadores lanzan a su pareja de Fieras pequeñas contra los Esclavos rivales. Los Esclavos caen como la mies madura, salvo un heroico Esclavo II azul de Diego que resiste todos los ataques.

Finalmente, su gesta llega a su fin y el valeroso Esclavo azul cae bajo los colmillos de los despiadados Licaones naranjas… ¡dándole al mismo tiempo la victoria a su dueño, Alejandro! Con 3 Esclavos en su haber, supera al resto de los jugadores y se lleva una palma.

Al mismo tiempo, en el otro extremo de la mesa, Leda y Guiomar enfrentan, en una arena reducida, a los Acorazados blancos contra los Verdugos negros (los equipos de la primera ampliación, que todavía no tienen nombre oficial en latín). Santi y Rodrigo observan el combate, antes de instalarse en otra mesa a tirarse dados uno contra el otro.

Aunque los Acorazados de Leda empiezan ganando, son finalmente los negros, gracias a la gran actuación de las Pitones, los que consiguen la victoria. Guiomar obtiene una palma y se termina su mini-partida de una prueba (ya que también querían jugar a La Isla Prohibida).

2ª Prueba. CACERÍA. Mientras se inunda el radio exterior del anfiteatro, los gladiadores preparan sus armas y los venatores conducen a grandes fieras al centro de la arena.

Los nuevos jugadores son veteranos de cientos de juegos y, con sabiduría, unen sus fuerzas contra Alejandro, que les lleva una palma de ventaja. Así avanzan sus felinos contra el Lusitor III: un ágil acróbata desprovisto de armadura y de posibilidades ante la rapidez de las enormes fieras.

Arrinconado contra el foso con agua, el Lusitor usa las cartas de maniobra que puede, sobrepasado por ataques perfectos como el de la Pantera verde: ¡Ataque de Fiera y todo éxitos en los Dados de Daño!

Por si fuera poco, la Retiaria de Diego se une a las Fieras. El pobre Lusitor cae vencido en el primer turno del combate.

Al otro lado de la arena, el letal Thraex III verde de Cándido carga contra el Secutor III rojo de Bruno. Se trata de un duelo igualado, ya que la fuerte armadura del Secutor se compensa con la capacidad de atravesarla que tiene el Thraex.

¡Trampa! Con dos cartas consecutivas de CRONOS, se abren dos Fosos… ¡justo bajo los pies de todos los luchadores en la arena! En un amasijo de garras y espadas, fieras y gladiadores caen a las trampas y reanudan el combate por debajo de la arena. El foso de las fieras, incluso, se amplía a continuación con dos secciones más de Foso, que se conectan entre sí.

¡Victoria del Thraex! Tras varios turnos de combate acalorado, con ambos gladiadores a 1 Herida, el Thraex acaba con el Secutor: doble victoria, de verdes contra rojos y de novato contra veterano. ¡Enhorabuena, Cándido! No se le da tan bien al Thraex, eso sí, salir después del Foso, y fracasa en un par de intentos (será por sus heridas, o por no tener prisa por seguir luchando).

Por su parte, la Retiaria acaba “pescando” a las últimas Fieras grandes de su foso y, para cuando consigue (a la primera) salir del Foso, el tiempo llega a su fin y los espectadores vitorean a los dos supervivientes.

Diego (azules) y Cándido (verdes) se reparten el primer premio por sobrevivir, dos palmas, una para cada uno (y empatan en palmas a los naranjas de Alejandro). Sin embargo, hay un segundo premio, de una palma, para el jugador que ha vencido más fieras: y la Retiaria de Diego ha conquistado dicho premio, que inclina la balanza.

¡Victoria para Diego Arkham! Con 13.900 sestercios, supera a Cándido (8.000 ss), a Alejandro (7.300 ss) y a Bruno (3.000 ss). Y se demuestra que, una mayor experiencia no es suficiente para ganar (en especial si varios rivales deciden unirse contra uno solo, claro).

A continuación (y no tenemos imágenes aún), enseñamos la nueva portada y las miniaturas 3D de Gladiatoris a los seis participantes de la jornada. Las críticas fueron muy buenas (y tomamos buena nota de los consejos recibidos), por lo que estamos seguros de que os gustarán cuando las publiquemos en la nueva web.

Muchas gracias a Arkham Valladolid por invitarnos, por segunda vez (allí jugamos la Ultima Test V), a su estupenda sala de juegos.

¡Nos vemos en la arena!

¿Qué pasa con Gladiatoris? II Comunicado de EscenaRYS

libellus numerarius II
martius XVI-MMXVI 

¡Hola de nuevo!

Tenemos novedades; sois muchos los que os habéis interesado por el estado de GLADIATORIS, así que os vamos a resumir cómo está el tema:

1. Nuestra empresa, EscenaRYS, que ya presentamos en el Libellus Numerarius I, sigue en marcha, a buen ritmo.

2. A través de EscenaRYS, contratamos a los ilustradores (2D y 3D) que están dando el aspecto final al juego. Algunos ya son viejos amigos (como es el caso de 3DBreed), pero al resto los mantendremos en secreto hasta que activemos la web oficial del juego. Como anticipo, os mostramos… ¡nuestro nuevo logo!

3. Desde hoy, se unen al equipo dos personas imprescindibles para llevar el proyecto a buen puerto:
– Miguel García, alias Orphebus, es nuestro nuevo Asesor.
– Gerardo Abad, alias Lanarch, es nuestro nuevo Gestor de la Comunidad (Community Manager).
Con la incorporación de estos dos nuevos procuratores, damos por cerrado el núcleo central de Gladiatoris.

4. Tras una intensa reunión con el nuevo equipo, hemos delineado el plan de acción que terminará llevando el juego a vuestras manos… ¡incluso más allá del Mar Medi Terraneum! No queremos adelantar las fechas aún, ya que dependen en gran medida de proveedores externos, pero sí podemos anunciar la activación de la web oficial (cuyo contenido estamos subiendo) en menos de dos meses. ¡Así que estad atentos y no olvidéis apuntar vuestro mail en el blog para recibir las actualizaciones! También podéis seguirnos en Facebook y Twitter.

5. Nuestra vieja cuenta de Twitter ha cambiado (aunque mantiene el nombre de @Gladiatoris), para ser usada desde hoy por todos los miembros del equipo de EscenaRYS; la cuenta anterior se ha convertido en @ThraexRYS, como cuenta personal de David, defensor de los Escudos Pequeños (¡arriba Parmularii!)…

Logo RYS preliminar
Saludos,
David Temprano “Thraex” y Luis Valleaguado “Lusitor”.

Vuelve Gladiatoris: nace EscenaRYS

Tras varios meses en silencio en nuestro blog, pero trabajando más intensamente que nunca, tenemos novedades de relevancia.

libellus numerarius I
augustus iI-MMXV 

1º. GLADIATORIS y PEKÁ EDITORIAL se separan, de forma amistosa y sin niños de por medio. Peká no puede cargarse con más trabajo este año, y nosotros queremos ponernos a producir el juego sin más dilación.

Logo RYS preliminar

2º. Tras semanas de trámites, hemos creado la empresa “EscenaRYS” (el lunes pasado firmamos los papeles ante notario). Esta empresa de diseño de juegos tiene el objetivo de permitirnos contratar legalmente a todo el equipo necesario para realizar el proyecto.

3º. En estos momentos, tenemos ya trabajando con nosotros a un gran equipo de ocho personas, con algunos colaboradores puntuales más. Estamos, al mismo tiempo, recopilando presupuestos de distintas imprentas y empresas especializadas.

4º. Con todos los datos que ya tenemos, necesitamos Cuadrar los Números (con mayúsculas como las de Terry Pratchett): es decir, conseguir que el juego sea viable, sin perder ninguno de los componentes del prototipo.

5º. Una vez estén diseñados la mayor parte de los elementos del juego básico, pensamos realizar la campaña de preventa en Kickstarter, con varias opciones interesantes para que los jugadores podáis personalizar el juego.

6º. Ahora que estamos, más que nunca, dispuestos a sacar el juego al mercado pese a todos los obstáculos, realizaremos un sondeo entre las personas que, a lo largo de los últimos años, nos habéis apoyado (y podremos admitir las últimas sugerencias antes de cerrar, para siempre, nuestro querido prototipo). Conformaremos también una lista de posibles compradores (sin compromiso) y, si alguno de los veteranos lo desea, revisaremos la lista de agradecimientos (que irá incluida en el juego, naturalmente).

Saludos,
David Temprano y Luis Valleaguado.